El Omega Speedmaster Professional es, sin duda, uno de los relojes más icónicos y con más historia de todos los tiempos. No obstante, hace ya más de 50 años de la llegada a la Luna. Además, con el lanzamiento del MoonSwatch de Omega y Swatch, los aficionados a la relojería disponen de un homenaje más reciente como alternativa. Con este reloj, Swatch ofrece un punto de acceso más barato al mundo del Speedmaster. Gracias a ello, muchos entusiastas por fin pueden añadir un Omega Speedmaster a su colección, al menos de forma simbólica. Entonces, ¿sigue mereciendo la pena comprar un Omega Speedmaster Professional en 2022? ¡Yo creo que sí! ¿Por qué? A continuación le presento tres razones.
Razón n.º 1 a favor del Speedmaster: diseño atemporal e icónico
Un diseño bien logrado y atemporal nunca pasa de moda. Esto se aplica a todos los iconos famosos de la relojería, pero en especial al Omega Speedmaster. Aunque otros relojes emblemáticos, como el Rolex Submariner o el Breitling Navitimer, también presentan un estilo tradicional, tienen un aspecto más lujoso. Omega, sin embargo, toma una ruta algo diferente: el clásico Speedy se mantiene enormemente fiel tanto a su diseño como a su historia. Esto queda especialmente claro con la variante lanzada en 2021: el nuevo calibre del METAS trae consigo la última tecnología, pero Omega también se ha esforzado mucho por mejorar la calidad general del reloj.
El diseño del Omega Speedmaster, no obstante, es más tradicional que nunca: algunos elementos, como el fino brazalete nuevo, el punto sobre el 90 («Dot over Ninety») y la esfera «Step Dial» no son sino cariñosos homenajes a los tiempos pasados. Estos pequeños detalles ya estaban presentes en las referencias más antiguas del Speedmaster, y ahora celebran su retorno en la última versión del Moonwatch para llenar de alegría los corazones de los amantes del Speedmaster, de Omega y de los relojes en general. Omega no hace ninguna concesión con su icono: el Moonwatch sigue sin incorporar un bisel de cerámica. Si lo desea, incluso puede optar por el antiguo cristal de hesalite. Aunque se raya muy rápido, es un elemento imprescindible para los puristas. Con este cristal de plástico, el Speedmaster se aproxima más aún al «original», es decir, al reloj que hizo historia con los astronautas de la NASA. Pero, incluso en la variante con cristal de zafiro, el Omega Speedmaster es el icono más tradicional del universo relojero. ¿Cree que esto resulta aburrido en 2022? En absoluto, pues de lo contrario Swatch no hubiese recibido tantísima atención con la introducción de su MoonSwatch. Este Speedy de plástico, que polariza al público, nos ha mostrado ante todo una cosa: el diseño del Omega Speedmaster sigue siendo moderno y estando en boga, y seguramente lo continúe estando dentro de otros 50 años.
Razón n.º 2 a favor del Speedmaster: una historia única
Uno de los mayores argumentos para comprar un Omega Speedmaster Professional es la llegada a la Luna. Al fin y al cabo, el Speedy fue el primer reloj sobre la superficie lunar. Y Omega no se cansa de mencionarlo cuando se trata de publicitar su modelo predilecto. ¿Pero no se ha agotado ya este tema? ¿Todavía le interesa a alguien a día de hoy? A fin de cuentas, ya hace 53 años de la llegada a la Luna. ¿Pero reduce esto de alguna manera un acontecimiento tan histórico y significativo? ¿Reduce el estatus de icono del Omega Moonwatch? En mi opinión, todo lo contrario: los relojes de lujo se centran en las emociones que surgen al llevar puesto o coleccionar un reloj de este tipo. ¿Y qué transmite más emociones que una de las mayores aventuras de todos los tiempos? Además, la historia del Omega Speedmaster no se limita en absoluto a la llegada a la Luna el 20 de julio de 1969. Fue nombrado reloj oficial de la NASA en 1965 y, hasta ahora, es el único reloj admitido oficialmente para las misiones espaciales fuera de borda. El referente de Omega sirvió a los astronautas como un auténtico instrumento de gran utilidad para los pioneros del espacio y que incluso salvó vidas. El Speedy también estuvo presente en la primera caminata espacial de un astronauta estadounidense de la muñeca de Ed White.
El Omega Speedmaster se ganó el título de Moonwatch gracias a Buzz Aldrin, el segundo hombre en la Luna. Neil Amstrong había dejado su ejemplar en el módulo lunar, ya que el reloj de a bordo se había estropeado y era necesario uno de repuesto. Así que el Speedy ocupó su lugar. En otra misión, cuando todos los sistemas de la nave Apolo 13 fallaron, el cronógrafo de Omega se empleó sin dudarlo para la navegación. Este fue un factor importante para salvar a la tripulación, que se creía perdida. Tan importante, de hecho, que la NASA concedió a la manufactura de Biel el premio Snoopy. Se trata de la mayor condecoración para personas o empresas que han contribuido de forma relevante al éxito de una misión espacial tripulada. ¿Qué otro reloj puede alardear de algo así? ¿No le gustaría contar con un reloj con tanta historia en su colección? Y sus perspectivas de futuro también son emocionantes: como entusiasta del espacio, sigo muy de cerca los avances del programa Artemis. Este mismo año ya hay planificados vuelos no tripulados, y para 2028 como tarde se planea llevar astronautas de nuevo a la Luna. Como reloj oficial de la NASA, el Omega Speedmaster tiene garantizada otra gran aventura: hasta la Luna y más allá.
Razón n.º 3 a favor del Speedmaster: disponible, pero con un precio estable
En mi opinión, el Omega Speedmaster logra algo que quizá no tenga equivalente en el universo relojero. El Moonwatch siempre ha tenido cifras de producción elevadas, así que uno no tiene que frustrarse con listas de espera o precios disparatados a la hora de comprar este legendario cronógrafo de Omega. Aun así, se trata de un reloj extremadamente popular y con un precio muy estable, con el que no deberá afrontar grandes pérdidas. A largo plazo, el valor del Omega Speedmaster aumentará de forma lenta pero constante. Los incrementos de precio regulares por parte de Omega elevan consigo el precio de mercado del legendario Moonwatch. Eche un vistazo a las antiguas referencias del icono de Omega: algunas de ellas cuestan tanto como las versiones más recientes, y ciertas referencias vintage conocidas incluso han pasado a ser una inversión y se venden a un precio superior al de los modelos actuales. Los relojes denominados «Pre-Moon» en especial, que se produjeron antes de la llegada a la Luna, son codiciados objetos de coleccionista que ya llegan a superar la barrera de los 10 000 €.
A menudo se critica la forma en que Omega gestiona su buque insignia. Pero, en mi opinión, lo maneja a la perfección: hace que el Speedmaster Professional Moonwatch clásico sea accesible para todos sus seguidores, mientras que los modelos especiales se limitan y se suministran con menos frecuencia. A nivel técnico, estos modelos tienen menos que ver con el Moonwatch clásico. Por lo general, hacen honor a un suceso concreto de la exploración espacial, como el Apollo 8 esqueletizado «Dark Side of the Moon», que simboliza la primera vez que se orbitó la Luna. El Omega Speedmaster «Ed White» es una reedición moderna del reloj que el astronauta homónimo llevó en la muñeca en su primera caminata espacial. Este reloj, que ya no se fabrica, se vende por más de 20 000 €. Las versiones Snoopy se encuentran entre los modelos más codiciados del Speedmaster: según la referencia, alcanzan precios de mercado de más de 50 000 €. Hacerse con uno solo está en manos de quien se encuentre con uno de estos deseados ejemplares y cuente con el dinero necesario. Y los demás pueden disfrutar del Speedmaster Professional: con él tendrán un auténtico icono en su colección que, a pesar de su alta disponibilidad, retendrá bien su valor. Eso es algo que todavía no ha logrado ningún otro Omega Speedmaster. El furor actual por el MoonSwatch también ha beneficiado al Omega Speedmaster, lo que podría volver a incrementar enormemente la popularidad del modelo.
