Existen esferas para todos los gustos y colores: azules, verdes, bicolor, de acero inoxidable, de bronce… Las tendencias del mercado relojero van y vienen, pero una de las más destacadas y duraderas es la tendencia retro. Siguiendo dicha moda retro, marca tras marca presenta su enésimo «reloj deportivo de acero inoxidable con brazalete metálico integrado». Independientemente de si es un reloj de cuarzo barato de TIMEX o un reloj de manufactura propia de A. Lange & Söhne: todos desean participar en este pastel. Por eso, francamente, no sería económicamente prudente decepcionar a la base de fans que ansían modelos de Royal Oak y Nautilus.

Siempre podríamos poner en cuestión tendencias aparentemente banales que no añaden nada nuevo, pero ¿qué aportaría dicha discusión? Además, yo también me identifico como «participante» de esta moda. Me considero una persona sencilla y cuando veo la enésima interpretación de un «reloj deportivo de acero inoxidable», pienso de nuevo: «guau, este se ve increíble». Básicamente, no hay nada malo con dicha aparente «banalidad» y el retorno continuo de algunas tendencias. Después de todo, funcionan y los fabricantes y los consumidores están contentos. Además, que una tendencia sea banal no implica de ninguna manera que el diseño del producto lo sea también.

Todo correcto hasta aquí. Continuemos con el análisis. Seguramente también habrán notado que las marcas tienen enormes problemas para conseguir que los diseños completamente innovadores tengan éxito. Creo que otras industrias conceden mucho más espacio a la experimentación. En la industria relojera, los últimos años vienen demostrando que los diseños novedosos tienden a tener una mala aceptación, mientras que los nuevos diseños retro y las llamadas reediciones, es decir, las réplicas de los modelos retro, se consideran una apuesta segura.
¿Por qué se da esto? ¿Somos los aficionados a los relojes tan previsibles, siempre girando alrededor de los mismos modelos vintage y de variaciones de diseños que hemos visto tantas veces? ¿Por qué tienen tan poca aceptación los diseños que experimentan y abren nuevos caminos, a pesar de que sabemos que numerosos clásicos ahora legendarios sufrieron la misma fortuna en el momento de su lanzamiento? En este artículo, intentaremos analizar esta cuestión sobre la hegemonía de lo retro y cómo tratamos a los nuevos diseños.
Retro, reedición y pátina
Hay numerosas subtendencias que pasan a formar parte de lo que entendemos por retro. Esto se debe a que a medida que el tiempo avanza, lo que consideramos retro o vintage, naturalmente, también va transformándose. Por ejemplo, desde hace un tiempo los llamativos diseños bicolores de los 80 se han vuelto a poner de moda.

El término reedición se refiere a la reproducción perfecta, hasta el más mínimo detalle, de los modelos antiguos. A través de estas reediciones, marcas como Breitling, cuyas nuevas colecciones habían recibido recientemente comentarios negativos por parte de la comunidad de fans, han conseguido recuperar simpatía por parte de los críticos. Por último, dentro de la tendencia retro, también tenemos los relojes de «pátina falsa», cuya absurdidad es, en términos objetivos, difícil de superar. Estos presentan de fábrica un aire gastado y envejecido, incluyendo abolladuras, arañazos y esferas envejecidas. Es un poco surrealista imaginarse que haya un empleado que se ocupa de infligir la cantidad justa de daño en una caja nueva para conseguir que sea lo más auténtica posible.
Pero en términos de tendencia retro, los aspectos comentados hasta ahora son tan solo algo secundario. Seamos honestos: no hay manera de evitar el entusiasmo por los lujosos relojes deportivos de acero inoxidable que generan Royal Oak y el Nautilus. Esta moda está tan arraigada que incluso marcas que no esperas ofrecen sus correspondientes modelos retro. Algunos fabricantes lo único que tienen que hacer es investigar entre los modelos ya descatalogados, ajustar un poco las dimensiones y el siguiente reloj ya estará listo (de nuevo) para lanzar al mercado. Sobre estos relojes deportivos de acero inoxidable, la prensa rara vez escatima en elogios para estas reediciones o reinterpretaciones.
Los problemas solo aparecen en el momento en que una firma se atreve a experimentar abriendo nuevos caminos en términos de diseño y desoyendo lo que marca la moda retro. Veamos un ejemplo para ambos extremos.
Por qué no damos más oportunidades a los diseños novedosos
![Audemars Piguet [Re]Master01](/magazine/wp-content/uploads/2021/02/AP-Re-Master-01-scaled.jpg)
Lo que muestra el lanzamiento del [Re]Master01 si lo comparamos con lo ocurrido con la colección CODE 11:59 es muy simbólico y revelador. Se ve muy claro lo difícil que es cuando una marca decide innovar en términos de diseño. Me gustaría aclarar explícitamente que mi intención en este artículo no es elogiar a la colección CODE 11:59 como si se tratase de una obra maestra del diseño. A lo que me estoy refiriendo es que, como mínimo, deberíamos ser capaces de identificar que CODE 11:59 no es ningún desastre estético del nivel del Fiat Multipla. Simplemente se trata de un diseño con el que muchos seguidores de la marca no se identifican y lo juzgan como decepcionante o simplemente malo.

En términos objetivos, se ha trabajado mucho en la nueva colección. Las cajas son geométricamente complejas y permiten un acabado superficial igualmente complejo debido a los numerosos bordes biselados y huecos. Para el [Re]Master01, simplemente tuvieron que –irónicamente hablando y con ánimo de generar polémica– recalentar un diseño antiguo, redimensionar ciertos aspectos y adaptar el interior de la caja a los movimientos actuales.
Debería ser por todos conocido que la colección CODE 11:59, una arriesgada apuesta de Audemars Piguet, acabó siendo un fiasco. Sin embargo, con la reedición de [Re]Master01, la marca ha cambiado el enfoque y ha apostado por la fórmula retro, bien establecida y con pocos riesgos. Esta estrategia contentó inmediatamente a muchos coleccionistas y entusiastas de los relojes. No obstante, con este panorama, no es de extrañar entonces que muchas marcas acaben decidiendo adoptar dichos enfoques comerciales de bajo riesgo y alto beneficio. ¿Pero es esto lo que esperamos de los nuevos relojes? ¿Diseños esperables para contentar a la mayoría y que no dejan espacio para nuevas ideas? Repito, no me refiero solo al caso concreto de la colección CODE 11:59, sino más en general a la incapacidad de las grandes marcas para proponer relojes con diseños innovadores. Piense un poco y pregúntese cuántas marcas establecidas han apostado recientemente por diseños revolucionarios, y luego analice cuántas marcas prefieren la estética retro habitual y las reediciones. Creo que la respuesta es clara.
La soberbia de los entusiastas
A los amantes de los relojes mecánicos les encanta recordar que los conocidos como «grail watches» o grial de los relojes actualmente, ahora son muy codiciados, pero que en el momento de su debut eran muy baratos porque nadie los quería. Al mismo tiempo, se asombran de cómo los coleccionistas del pasado no se dieron cuenta de que estaban tratando con modelos que, como mínimo, acabarían siendo legendarios. Los tuvieron a tiro fácil y ni se percataron. Sin embargo, al mismo tiempo, hoy en día nos permitimos ser presuntuosos y conceder carnets juzgando lo que entrará en los anales de la historia y lo que caerá inmediatamente en el olvido. ¡Qué irónico! ¿Pero de dónde sale tanta confianza para poder juzgar tan fácilmente? Después de todo, la historia nos ha demostrado en varias ocasiones que es erróneo juzgar y que un reloj declarado fallido resulta ser al final un «grail watch».
¿Quiere más ejemplos? Cuando el Royal Oak fue lanzado en 1972, la gente incluso predijo que Audemars Piguet acabaría en bancarrota. Hoy en día, sin embargo, no es exagerado decir que el Royal Oak y sus variantes son la columna vertebral de toda la marca. Que como opción personal alguien considere que el Royal Oak no está entre sus favoritos es totalmente legítimo. No obstante, hoy en día, nadie se atrevería a afirmar que el Royal Oak es un diseño terrible o incluso a predecir la inminente ruina de Audemars Piguet. Esto sería considerado como un argumento ridículo.
¿Qué distinguen esos juicios de valor actuales descritos de las críticas negativas generadas en 1972? Es fácil para nosotros burlarnos de los críticos de aquella época por equivocarse en la valoración de aquellos modelos, así como es fácil burlarnos de aquellos que veían los ordenadores personales como una moda pasajera en los años 50. La gran diferencia es que, hoy, todavía podemos aprender de nuestros errores del pasado. Así pues, la historia nos enseña que debemos ser más cautelosos a la hora de hacer juicios precipitados sobre el éxito y el fracaso de aquellos relojes que se salen de la norma establecida por las tendencias y los diseños de una época concreta. Quién sabe, tal vez el patito feo de hoy sea el «grail watch» de mañana.
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