Se pueden contar con los dedos de una mano los relojes que han conseguido eclipsar a sus rivales relojeros y dejar huella en el gran público. Por lo general, estos relojes se caracterizan por un diseño rico, una historia interesante y una capacidad única para convertirse en parte integrante del estilo de vida de quien los lleva. Aunque algunos son relojes de vestir, como el Patek Philippe Calatrava, el Jaeger-LeCoultre Reverso o el Cartier Tank, la mayoría son relojes deportivos. El Submariner, cuya popularidad se debe en gran parte a Tudor, ocupa aquí un lugar especial. Sumerjámonos, pues, en la herencia de uno de los relojes más conocidos de la relojería, el Tudor Submariner, y exploremos su evolución a lo largo de las décadas.
Los orígenes de Tudor
Fundada en 1926, Tudor fue originalmente un proyecto de Hans Wilsdorf, nada menos que el fundador de Rolex. Cuando la marca de la corona empezó a ganar en atractivo y prestigio, lo que provocó una subida frenética de los precios, a Wilsdorf le molestó el hecho de que sus relojes se estuvieran volviendo inaccesibles para el público general, al cual realmente iban dirigidos sus productos. Para hacer frente a este problema, ideó un plan para crear una marca hermana que combinara los famosos elementos exteriores robustos de Rolex con componentes internos estándar, creando así versiones más asequibles de los apreciados relojes Rolex. Con la misión de producir relojes para un público más amplio, Tudor continuó creciendo junto a Rolex y ofreciendo relojes estrechamente vinculados a la gama de la marca de la corona.
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Tras adoptar la caja Oyster y los movimientos automáticos de Rolex en la década de 1940, Tudor comenzó a introducirse en el mundo de los relojes herramienta. Después del éxito cosechado con el Tudor Oyster Prince —la versión de Tudor del Rolex Oyster Perpetual— en 1952, Tudor intentó crear su versión de otro icono de Rolex: el Submariner.
Los inicios del Tudor Submariner
El Tudor Prince Submariner, que debutó en 1954, justo un año después del emblemático Rolex Submariner, comparte una increíble variedad de similitudes visuales con su modelo hermano. Mientras que Rolex lanzó tres referencias del Submariner desde el principio, Tudor se limitó a una: la ref. 7922. Esta, presentaba un aire muy robusto gracias a que compartía la misma caja, brazalete, corona y bisel que el Submariner, pero era mucho más asequible debido a la utilización de un movimiento fabricado por una empresa externa, el Fleurier 390. La relación calidad-precio de este reloj era tan atractiva que muchas fuerzas militares internacionales encargaron a Tudor cantidades considerables de la referencia 7922. El ejemplo más famoso es el de la Marina francesa, que disfrutó de una legendaria asociación con Tudor hasta bien entrada la década de 1980.

Después de la ref. 7922, Tudor presentó la ref. 7923 y la ref. 7924 en 1955 y 1958, respectivamente. Estos dos nuevos modelos introducían una estética ligeramente actualizada y algunos cambios funcionales. Por ejemplo, la referencia 7923 sustituía el calibre automático 390 de la referencia 7922 por un movimiento de cuerda manual, el ETA 1182. Este fue el único Submariner de cuerda manual que se comercializó durante los casi cincuenta años de su producción. Sin embargo, la actualización más significativa llegaría en 1958 con la ref. 7924, ya que ofrecía una resistencia al agua mejorada. Mientras que la resistencia al agua de sus predecesores se limitaba a 100 m, esta duplicaba este valor, equiparándolo a los estándares modernos para relojes de buceo (200 m).
Aunque las tres referencias mencionadas anteriormente fueron sin duda importantes, la primera generación de Tudor Submariner se completó con la que a menudo se describe como la referencia Submariner vintage más icónica de todas, la ref. 7928. Lanzada en 1959, está dotada con una nueva caja de 39 mm, 2 mm más grande que sus predecesores. También incorporaba protectores de corona diseñados para protegerla de golpes directos. Como resultado, la ref. 7928 se convirtió en un reloj increíblemente popular, a pesar de que carecía de la calificación de cronómetro como su hermano Rolex de la época (la ref. 5512), y se mantuvo en producción hasta 1969.

El Submariner continúa su carrera
Tudor siguió desarrollando su Submariner hasta que cesó su producción en 1999. Sin embargo, la marca decidió asumir algunos riesgos más y empezó a romper y separarse del diseño de Rolex. Las refeferencias 7016 y 7021 (versiones sin función de fecha y con función de fecha, respectivamente) que se lanzaron en 1969 presentaban las ahora icónicas agujas «snowflake» (copo de nieve) de Tudor y los distintivos marcadores horarios cuadrados. Estos dos elementos aportaron un bienvenido soplo de aire fresco y un toque de expectación a un reloj que iba camino de convertirse en intrascendente. Se produjeron varias referencias con las agujas copo de nieve diferentes hasta finales de la década de 1980, antes de que la serie 79000 anunciara tanto el comienzo de una nueva era como el fin de la producción del Tudor Submariner.

Lanzado en 1989, el Submariner ref. 79090 marcó el regreso de Tudor a la estética típica de Rolex con el uso de agujas Mercedes, aunque con la opción de un bisel y una esfera negros o azules. Equipado con el popular movimiento automático ETA 2824-2, la referencia 79090 era un reloj realmente moderno. En 1995, fue sustituida por la ref. 79190, que incorporaba un cristal de zafiro y un nuevo bisel unidireccional en lugar del bisel bidireccional de la ref. 79090. Tras diez años de existencia de la serie 79000, el Tudor Submariner dejó de fabricarse en 1999. Desde entonces, ha permanecido inactivo.
Lo que está por venir
Creo que hablo en nombre de todos los amantes de los relojes cuando digo que me encantaría que Tudor reviviera el Submariner. Sin embargo, cada vez parece menos probable que ese sueño se haga realidad, visto el modo en que Tudor renovó su catálogo tras el lanzamiento de la colección Black Bay en 2012. Esta última está claramente inspirada en el Submariner, con sus coronas desprotegidas, agujas en forma de copo de nieve, esferas doradas e inserciones de aluminio en el bisel. Hasta cierto punto, se podría decir que el Black Bay es una reinterpretación moderna no oficial del Submariner. Las colecciones Black Bay 58 y Black Bay 54 se inspiran claramente en la herencia de Tudor, y parece claro que la marca perpetuará el espíritu del Submariner bajo el nombre de Black Bay.
Por otro lado, Tudor también ha fabricado el Pelagos, el reloj de buceo moderno por excelencia. No busque ningún parecido con un modelo histórico, no lo encontrará. Con sus 500 m de resistencia al agua, su construcción en titanio, su válvula de escape de helio, su complejo mecanismo de cierre y su bisel de cerámica, posee todo lo que se puede desear de un reloj de buceo del siglo XXI. Podría considerarse como la respuesta de Tudor al Rolex Sea-Dweller. Entonces, ¿veremos una reintroducción del Tudor Submariner? No, no lo creo. Además, después de todo, el Tudor Black Bay ya parece cumplir un poco ese objetivo. No obstante, si esto no le convence, siempre le quedarán los numerosos Tudor Submariner vintage y neovintage en circulación.