A todos nos une la pasión por los relojes, pero a mí lo que más me fascina es la mecánica. Hace un tiempo, me propuse examinar el calibre ETA 2824-2 y su historia como el movimiento producido en masa más ubicuo del universo relojero. Esta vez he querido reflexionar sobre qué calibre me impresiona más. Una elección nada fácil, pues hay una larga lista de calibres impresionantes. Por eso, he decidido escribir sobre un movimiento o, más bien, sobre el desarrollo de algunos movimientos que me han acompañado desde que me adentré en el mundo de los relojes mecánicos: los de Nomos Glashütte.
Del Nomos Tangomat al calibre Neomatik
Mi primer reloj mecánico serio, aquel que fue mi primer punto de contacto con la relojería mecánica, fue el Nomos Tangomat. Con sus agradables diseños, sus numerosos componentes de fabricación interna y sus precios asequibles, Nomos Glashütte pronto llegó a liderar mi lista de deseos, al igual que la de muchos otros nuevos aficionados.
Algunos años después, al Tangomat se le unió otro Nomos, esta vez con uno de los novedosos calibres Neomatik, al que tenía echado el ojo desde que se lanzó al mercado. Durante los primeros años en los que fui profundizando en mi afición, Nomos estuvo trabajando laboriosamente en su primera generación de calibres de manufactura que no estaban basados en el diseño de ningún movimiento histórico.
Así pues, ¿por qué no aprovechar la oportunidad para pasar revista a los avances e hitos principales del desarrollo de movimientos de la marca que sigo desde que me inicié en el mundillo de la relojería? Nomos empezó por emplear calibres externos y después pasó a construir sus propias versiones, hasta llegar a una pequeña serie de calibres de alta gama y los movimientos Neomatik. Por el camino, esta joven marca alemana ha lanzado varios mecanismos impresionantes y soluciones ingeniosas.
Nomos Tangente: los orígenes humildes
El exitoso Nomos Tangente comenzó su carrera con un calibre que ya no se ve a menudo: el Peseux 7001, fabricado por ETA. En su forma clásica, el 7001 no acaba de encajar con la imagen típica de un reloj de Glashütte. En lugar de una platina de tres cuartos, los puentes del tren de ruedas y del barrilete están divididos en dos y provistos de esquinas puntiagudas. Desde la presentación del Nomos Tangente, en el año 1992, hasta el 2005, se fueron añadiendo cada vez más modificaciones propias al 7001, como un mecanismo de parada del segundero, la rueda de corona y trinquete Glashütte con su largo muelle y, por supuesto, la platina de tres cuartos de Glashütte. A partir de 2005, los relojes se empezaron a equipar con los primeros calibres Alpha de fabricación «propia», aunque estaba claro que se trataba de réplicas exactas del 7001 con las modificaciones ya mencionadas.
La marca ya estuvo trabajando en el ámbito de las complicaciones mucho antes de pasar a utilizar movimientos de fabricación propia. Esto se puede ver, por ejemplo, en el indicador de reserva de marcha patentado del Nomos Delta, una versión del Alpha con el mismo indicador de reserva de marcha, así como uno de fecha. Fue concebido por Thierry Albert, jefe de desarrollo durante muchos años, que con esta creativa construcción logró mantener intacta la altura del calibre base.
Nomos Tangomat: el calibre automático de manufactura Epsilon
La marca también se adentró en terreno desconocido con la serie de calibres Epsilon para el modelo automático Tangomat. Con el Epsilon se amplió la construcción del exitoso 7001 con un grupo automático cuyo funcionamiento se puede observar a la perfección gracias a su destacada ubicación. El rotor de cuerda bidireccional funciona mediante un componente que Nomos denomina cariñosamente «Wippbewegungsgleichrichter», es decir, un rectificador de movimientos oscilatorios. Al contrario que los habituales engranajes de cambio que prestan su servicio con bastante discreción en el omnipresente ETA 2824-2 o en los calibres de Rolex, a este componente se le puede ver balanceándose rápidamente. Esta inusual solución resulta muy elegante y es muy propia de Nomos. Lo que permanece invisible es la conversión del barrilete a una construcción con embrague deslizante que distiende el muelle a intervalos regulares, pues el rotor sigue trabajando alegremente y dando cuerda al muelle incluso cuando está cargado por completo. Su eficiencia probablemente se debe a su generosa masa, ya que está totalmente compuesto de metal pesado (wolframio). Lo común es colocar un aro de metal pesado en el anillo exterior de la masa oscilante, pero Nomos recurrió a un diseño monobloque al que sigue siendo fiel hasta el día de hoy.
También existe una versión más complicada del Epsilon, por lo que no debería dejar de mencionar el calibre Xi del Tangomat GMT o del llamativo Zürich horario universal.
Swing System y Neomatik
Entre los siguientes hitos de la historia de Nomos destaca la introducción de un órgano regulador propio que incluye un volante, espiral, rueda de escape y áncora. Y algo que no es habitual ni siquiera para las firmas de alta relojería: la joven marca lo consiguió sin un aumento de precio significativo.
Con la introducción de su propio órgano regulador, al que Nomos denominó «Swing System», se empezó a dar nuevos nombres a los calibres equipados con él. La serie con letras griegas dejó paso a los movimientos con la denominación «DUW» seguida de un código numérico. DUW es una abreviatura de «Deutsche Uhrenwerke», es decir, «calibres alemanes». Con este título, Nomos reivindicó con orgullo y cierto patriotismo un lugar entre las «auténticas» manufacturas que fabrican un porcentaje especialmente elevado de componentes propios. Según indica Nomos, para ello fueron necesarios siete años de investigación, entre otros en colaboración con la Universidad Técnica de Dresde y el Fraunhofer-Institut. No solo se transfirieron conocimientos, sino también personal, pues Lutz Reichel, una de las personas clave en el desarrollo del Swing System, que realizó su doctorado sobre este tema en la Universidad Técnica de Dresde, se incorporó a Nomos nada más terminar.
Un reloj de tres agujas revolucionario: el Nomos DUW 3001
Mientras se iba implementando el Swing System en otros relojes y calibres, ya se estaba empezando a trabajar en el próximo hito en forma de una generación de movimientos revolucionarios. Se empezó con una variante automática de tres agujas llamada DUW 3001, que se presentó a la vez que un nuevo modelo de reloj, el Minimatik 2015. Gracias a su construcción extraplana, de 3,2 mm, incluso los modelos cuya estrecha caja hasta entonces solo proporcionaban espacio para calibres de cuerda manual, con el Orion, pudieron disfrutar de un movimiento automático por primera vez. La serie Neomatik fue liderada por el jefe de desarrollo Mirko Heyne, que también fue responsable del primer calibre automático de Nomos, el Epsilon, así como Theodor Prenzel, director del departamento de ingeniería de diseño.
La altura del clásico calibre automático Epsilon se redujo en 1,1 mm, ¡una impresionante disminución de casi el 26 %! Pero la comparación no es muy justa, puesto que el Epsilon es una ampliación modular del Peseux 7001 (o el Nomos Alpha), mientras que en las construcciones de Nomos para el DUW 3001 se empezó de cero. Con ello se pudo integrar el grupo de componentes automáticos al nivel de la platina de tres cuartos, lo que permitió reducir el DUW 3001 hasta el grosor de los calibres manuales convencionales. Para ello, las tolerancias de fabricación se redujeron a la mitad y se compensó el menor grosor del muelle con una mejor eficiencia del tren de ruedas, de cerca del 92 %.
Volviendo a los nombres de los calibres: la serie DUW 4000 contiene los antiguos movimientos basados en el Alpha que ya estaban provistos del Swing System. La serie 5000 incluye los calibres automáticos consolidados con el Swing System, y la serie 3000 es la primera generación del Neomatik.
Inevitablemente, surge una pregunta: ¿dónde se han quedado las series 1000 y 2000? A continuación abordamos esta cuestión en un breve inciso.
Los calibres de haute horlogerie de Nomos
Si bien cada vez se ve a más gente con un Nomos Tangente en la muñeca, los dos modelos de alta gama de Nomos rara vez se encuentran por la calle. El Lamba es redondo y está dotado de un doble barrilete y una amplia reserva de marcha. El Lux, por su parte, posee un calibre y una caja con forma de tonel. Con chatones atornillados, cortes finos y grabados a mano, Nomos hace gala de su maestría con estos dos relojes, que normalmente solo están disponibles en cajas de metales preciosos.
En realidad, estos movimientos, lanzados en 2013, son auténticos calibres de manufactura de Nomos y ya estaban en el mercado años antes que la serie Neomatik. No obstante, se comenta que el volumen de ventas de estos modelos con precios de cinco cifras es modesto y que se encuentran en una posición bastante difícil en ese segmento de precios.
En una ocasión se presentaron ediciones limitadas con cajas de acero inoxidable a precios mucho más bajos, que se agotaron en poquísimo tiempo. Aunque la calidad del Nomos Lambda y el Lux es impecable, los puntos fuertes de la marca (en especial en términos de percepción externa y cifras de ventas) se encuentran claramente en la gama de los 3000 € y menos.
Quizá usted tampoco conociese más que los modelos asequibles de Nomos y nunca antes hubiese oído hablar del Lambda y el Lux, o puede que ya estuviese familiarizado con ellos. Pero lo que seguramente no sepa es que, ya en el 2006, Nomos confeccionó algunos movimientos extremadamente refinados, ¡incluso uno con tourbillon para una colección de relojes de la joyería alemana Wempe! Estos calibres llevan los nombres Theta y Iota. El Theta es obra de Mirko Heyne, y el Iota, que es el que alberga el tourbillon, de Thierry Albert, que trabajó en él durante años.
¿Qué hará Nomos a continuación?
Hoy en día, el sitio web oficial de Nomos apenas ofrece modelos sin el Swing System. Surge la pregunta de si se siguen elaborando los «antiguos» movimientos automáticos de forma paralela a los calibres Neomatik o si, a medio plazo, todos los calibres pasarán a adoptar la arquitectura plana del Neomatik. Esto requeriría modificar o desarrollar desde cero algunas complicaciones, además de ser una cuestión de costes y utilidad.
Desde mi punto de vista, una pregunta más integrante es si alguna vez saldrá a la luz algún cronógrafo de Nomos. Sería el siguiente paso lógico en cuestión de tecnología, ¿pero encaja con el estilo de la marca? Por un lado, la complejidad de la esfera contrastaría con la estética minimalista de Nomos, aunque, por otro lado, la competencia ha mostrado que un cronógrafo no tiene por qué ser menos discreto que un reloj con pequeño segundero (por ejemplo, el Louis Erard Monopusher-Chronograph). Así que, a nivel personal, este sería mi deseo: ¡un calibre de cronógrafo! Nomos ya tendría un comprador asegurado.
