Suiza es considerada la cuna de la relojería por excelencia. Desgraciadamente, hace tiempo que no puede decirse lo mismo de Francia. Hoy en día, se pueden contar con los dedos de una mano las marcas relojeras de fama mundial que tienen su sede en Francia. Para evitar malentendidos: marcas legendarias como Breguet y Cartier pueden tener orígenes franceses, pero en el fondo sus centros de producción y el talento relojero se encuentran ahora en Suiza.
Sin embargo, en los últimos años se observa un aumento de la visibilidad y la producción de algunas marcas francesas que no residen «secretamente» en Suiza. La mayor visibilidad de los relojes franceses se debe sin duda a una serie de marcas jóvenes que trabajan en estrecha colaboración con los clientes, a menudo a través de la distribución directa, y que se apoyan hábilmente en las redes sociales y en lo que se conoce en inglés como crowdfunding (financiación colectiva).
Del aspecto productivo se encargan principalmente empresas muy ambiciosas que llevan tiempo en el mercado e intentan hacer realidad el sueño de un reloj completamente producido en Francia.
A continuación presentamos algunos ejemplos destacados.
Baltic
Empezamos con una auténtica estrella de los últimos años: Baltic. Esta marca parisina de orientación vintage nació en 2017 gracias a una financiación colectiva de 500 000 € a partir de la idea de Etienne Malec, un entusiasta ajeno a la industria. Desde entonces, el ascenso de la marca ha sido espectacular.
La receta del éxito de Baltic puede resumirse en unas pocas líneas: ofrecer relojes con el mismo diseño icónico que algunos modelos históricos, o que retoman elementos de diseño de muchos clásicos. Junto a los componentes universalmente conocidos y asequibles, pero omnipresentes, suizos y japoneses, Baltic también apuesta por la competencia china. Nada nuevo en sí mismo, pero la transparencia y sinceridad de Baltic al abordar el tema cala hondo en el público objetivo. Precisamente por los componentes chinos, Baltic puede ofrecer mucho más que la enésima reiteración del reloj de buceo neovintage. Por supuesto, esto no implica que la línea de modelos de buceo Aquascaphe no sea un éxito de ventas.
Especialmente interesantes son los modelos Baltic que emplean movimientos fabricados en China, como el cronógrafo bicompax presentado en 2017. El maravilloso modelo ST19 se basa en el histórico calibre Venus 175 de la década de 1940, cuyo diseño y maquinaria de producción se adquirieron hace décadas en Extremo Oriente. Casi ningún competidor puede ofrecer un cronógrafo de cuerda manual con un aspecto tan atractivo y con semejante vista a través del fondo de la caja, y menos por alrededor de 1000 €.
Se pueden todavía tener algunas reservas sobre los calibres chinos, pero incluso su último gran lanzamiento en 2021 confirmó el rumbo de la joven marca. Evidentemente inspirado en los diseños de Patek Philippe, el MR01 imita el aspecto del gran modelo en el que se inspira no solo en la esfera por la parte delantera, sino también en el reverso de la caja gracias al calibre con microrrotor Hangzhou 5000A. Esto, unido a su atractivo precio y a la ola de entusiasmo generada, los modelos en sus tres variantes de colores se agotaron en poco tiempo. Siguieron varias ediciones limitadas y cooperaciones, aunque Baltic sigue adhiriéndose con éxito al modelo de reservas anticipadas y venta al por mayor incluso para los modelos estándar.
Los más puristas todavía no ven con buenos ojos la escasa producción propia y la dependencia de componentes del Lejano Oriente. Sin embargo, sus atractivos precios de entrada y el ensamblaje final en Francia consiguen eclipsar esta idea. Baltic contribuye así a que Francia y sus relojes vuelvan a interesar a los amantes de la relojería de todo el mundo.
Yema
En términos de diseño, identidad de marca y presencia en Kickstarter, podemos confundir fácilmente a la firma Yema con una de las muchas micromarcas que han ido apareciendo de la nada. No obstante, en realidad, la marca cuenta con una historia de 70 años en la que sus propietarios han cambiado varias veces. Durante un tiempo estuvo incluso en manos de Seiko.
Sin embargo, las bases estratégicas actuales de la marca se sentaron en 2009, cuando Yema fue adquirida por Montres Ambres SA de Morteau, el histórico centro relojero de Francia. Poco después se lanzó el calibre MBP 1000, un calibre exclusivo de la firma que no era una imitación exacta de modelos famosos. Aunque los componentes no eran de producción propia, ni francesa en general, es muy remarcable que la marca no recurriera únicamente a un movimiento estándar. Hoy en día, los movimientos 2000 y 3000 en versiones de tres manecillas y GMT hacen de puerta de entrada a la colección Yema. Las variantes del Superman son los modelos más destacados de la marca. Flygraf, Navygraf y Rallygraf también merecen una mención y demuestran que, en Yema, como en Baltic, la popularidad del aspecto vintage se mantiene intacta.
En la página de inicio de Yema, en la categoría «Stadard Grade», puede consultar la ficha técnica y convencerse de que los movimientos 2000 y 3000 no tienen nada que envidiar a las marcas habituales. Desde 2022, se ha agregado a la categoría «Manufacture Grade» lo que podría considerarse el primer movimiento CMM.20 de fabricación propia verdaderamente francés. El calibre destaca por una sólida reserva de marcha de 70 horas y un microrrotor muy atractivo visualmente, así como por incluir un 80 % de componentes de fabricación francesa. Solo para algunos elementos particulares, como el escape, Yema recurre a la probada experiencia de sus vecinos suizos. El CMM.20 fue desarrollado por un equipo interno de relojeros e ingenieros que cuentan con décadas de experiencia, incluso en marcas como Audemars Piguet.
En línea con la tendencia actual hacia los relojes deportivos de acero inoxidable con brazalete integrado, el calibre celebra su estreno en el modelo Wristmaster, que anteriormente solo estaba disponible con el calibre 2000.
La campaña de Kickstarter para la venta de los primeros ejemplares limitados recaudó casi 2.5 millones de euros, lo que se debió sobre todo a su precio de venta de 1500 €; una cantidad muy económica y que supone la mitad del precio de catálogo posterior. La nueva serie estará disponible a partir de octubre de 2023 y promete ser un nuevo éxito de ventas para la marca, así como un embajador pionero de la relojería «Made in France».
Pequignet
En 2004, un hombre llamado Didier Leibundgut se propuso acabar con la escasez de relojes franceses «genuinos» y movimientos fabricados en Francia. Para este propósito decidió abandonar la firma Zenith y hacerse cargo de la marca Pequignet, con sede en Morteau.
Se hicieron inversiones en desarrollo, maquinaria e ingenieros y el resultado se presentó en 2010: el Calibre Royal, un movimiento automático de diseño elegante con un acabado atractivo y 88 horas de reserva de marcha con un solo barrilete grande. El diseño inusual de los totalizadores presenta un pequeño segundero a las cinco en punto y un indicador de reserva de marcha a las ocho en punto. Los componentes se obtienen siempre que sea posible de proveedores franceses.
Desafortunadamente, el Calibre Royal tuvo un comienzo decepcionante: debido a dificultades financieras, el calibre se lanzó al mercado prematuramente, lo que generó muchas devoluciones. Obviamente, no se logró el efecto económico deseado. En 2012 fue absorbida por inversores privados, aunque no fue posible todavía hacerla rentable. En 2017, cuatro ejecutivos asumieron hacerse cargo de Pequignet. La turbulenta historia no parecía tener un final feliz.
No obstante, en 2021 Pequignet anunció algunas novedades muy interesantes. La primera es el Calibre Initial, un segundo movimiento de manufactura propia. En sintonía con los tiempos, pero significativamente más barato que el Calibre Royal. Además, la intención es abastecer este movimiento a marcas francesas que hasta ahora han dependido de Japón o Suiza. Así pues, este calibre esconde mucho valor añadido francés: algunos componentes del Caliber Initial provienen de un radio de menos de 100 km de la sede de la empresa.
El movimiento en sí, a diferencia del Calibre Royal, es estéticamente más discreto y tiene un acabado de superficie más funcional. Una reserva de marcha de 65 horas no es un récord, pero es notable con una frecuencia del volante de 4 hercios. El Caliber Initial se suma perfectamente a la lista de candidatos que ofrecen precios asequibles y que pueden considerarse como alternativas a ETA y Sellita sin cargar mucho la factura final del comprador.
Solo queda por ver si el patriotismo de los compradores en suelo francés y el entusiasmo de los amantes a la relojería en el extranjero serán suficientes esta vez para asegurar el éxito de Pequignet y sus movimientos de manufactura de una vez por todas.
Espero que esta pequeña selección de marcas francesas con precios asequibles le haya convencido de que la relojería francesa está lejos de desaparecer. Si bien es posible que aún desempeñen un papel relativamente pequeño en la industria relojera en general, aparte de las marcas formalmente francesas que en realidad producen sus productos en Suiza, cualquiera que esté buscando un reloj verdaderamente francés puede encontrar uno hoy; por supuesto, siempre que esté dispuesto a hacerlo.
